Muy bien, ya me dieron la suelta. ¿Y ahora que? Pues ahora viene un proceso sobre el que nunca había leído, algo que yo llamo romper la cáscara del huevo… y salir de ella.
Aprovechando que tengo todo grabado, postearé en esta entrada el vídeo de cada vuelo, así habrá menos texto y más imagen.
Justo después de la suelta, han cambiado muchas cosas. La primera es la confianza de poder aterrizar el avión. Pero aún queda camino por recorrer, no está todo hecho, ni por asomo
Me pregunté cómo serían los vuelos a partir de ahora. Pues sin ir más lejos, el primero, al día siguiente, fue de nuevo con instructor. Hacía un día complicado, mucho viento cruzado y con rachas, y Rafa mencionó que si hoy me salía bien, me daba la suelta “de días complicados”. No era el primer día que volaba en condiciones semejantes, así que todo fue bien. Rafa no llegó a bajarse como la re-suelta que había visto hacerles a otros compañeros de promoción, pero me dijo que como si se hubiese bajado.
Seis días después volví a volar. Esta sí fue la primera vez que bajaba solo al avión, hacía el prevuelo… y no esperaba al instructor. Me tomé mi tiempo antes de arrancar el motor. Me tomé mi tiempo antes de pedir instrucciones a torre para rodar.
Antes de ir al avión le había comentado a Rafa mis intenciones… primero hacerme unas tomas y despegues, luego salir del ATZ solo por primera vez, y al regresar hacer más tomas.
Dicho y hecho, me dieron salida por la pista 31, hice tres tomas y despegues, y al notificar virando a base en la aproximación para la tercera… “A continuación realizaré salida a zona Martorell”.
Alcanzando el punto de viraje NE, tras salir por la pista 31 en esa tercera vez, por un momento tuve el impulso de virar hacia la derecha para seguir en circuito. Pero no, viré a izquierda, a rumbo 240º tal como marca la carta, para romper el límite invisible del ATZ y salir de él, al mundo exterior.
Miré a mi izquierda y atrás. Sabadell se iba viendo cada vez más lejos. Miré la carta. Ya era curioso que esta salida, hacia Martorell desde la 31, la había hecho pocas veces.
Miro afuera. Es el momento. MI pulgar juega un momento con el botón del PTT, sin pulsarlo. Esta C152, la EC-DRV, sí tiene PTT en los cuernos, no como mi querida EXL, que sólo tiene micrófono de mano.
Preparo la frecuencia 127,7 en el secundario de la radio, para cuando salga oficialmente del ATZ en breves momentos.
Sé lo que hay que decir. Pero me da un gran reparo. Es como si estuviese pinchando un enorme globo desde dentro y fuese a estallar alrededor mío. Qué tontería. Ya lo he hecho unas cuantas veces, ¿qué cambia ahora?
Pues que estoy solo. Todo lo que pase ahí fuera lo tendré que resolver sin ayuda.
“5 millas fuera, EC-DRV”.
“DRV, A la escucha con Barcelona en 127,7, hasta luego”
“A la escucha en 127,7, hasta luego, DRV”.
Pulso el botón de cambio de frecuencia en la radio. Ya está, estoy fuera. La adrenalina se me ha disparado por unos momentos. Otro pasito más. Me siento muy pequeño; delante se abre una inmensidad en el espacio aéreo, y la radio con los tráficos de aerolínea que están hablando con Barcelona y pasan 10.000 pies más alto, me recuerdan que aquí soy un recién llegado.
Miro la carta, busco Arbrera. Una de las cosas que me he propuesto practicar son los virajes a nivel mirando afuera, para localizar cosas abajo pero, importantísimo, sin perder altura, y si es posible, sin ganarla tampoco. Por tanto, me he propuesto localizar desde el aire uno de los campos a los que a veces voy a jugar a Airsoft.
Al llegar a la zona, una inmensa sensación de libertad se apodera de mí, el único límite es el avión, y mirar atentamente afuera. Pero inicio una serie de virajes a ambos lados, cargando ligeramente de el avión a 1,5G, no más, lo justo para que no se caiga en virajes de 45º. Tal es así que en los primeros virajes me preocupo más de hacerlos bien que de dónde está el punto que quiero localizar.
Pero luego voy a por ello, se me hace difícil, quizá el campo esté demasiado cubierto de árboles para localizarlo bien. Trato de recordar el campo. Había líneas eléctricas, había un parking, y había un campo con obstáculos al aire libre. Veo las líneas de alta tensión, pero hay más de una. Están muy abajo, y las seguiré manteniendo ahí abajo, si me preocupo de los virajes a nivel sin perder altura.
Cuando ya iba a abandonar, por fin, la confluencia de los elementos antes mencionados me destaca el campo. Sí, es ése, lo he encontrado, y sí, era difícil de localizar.
Misión cumplida, para casa!
Con una sonrisa en los labios, tras una órbita completa sobre el punto localizado, emprendo el regreso. Primero en dirección a Terrassa, el punto N de LELL. A dos minutos de alcanzarlo, cambio de nuevo a 120,8 y escucho.
Nadie habla. A un minuto, empiezan a notificar algunos tráficos. Cuando uno de ellos ha terminado de hablar, me hago mi hueco y comunico con Sabadell.
“Sabadell, Buenas de nuevo, EC-DRV”.
“DRV, buenas, adelante”
“A un minuto de November, a 3000 pies, para tomas y despegues, DRV”.
“DRV, QNH 1017, después de November, entre directo final pista 13”.
“1017, después de November, directo a final 13, DRV”.
Alcanzo Terrassa. Por primera vez, tengo una extraña sensación. Aún no había sobrevolado directamente una ciudad grande volando solo. Allá abajo hay decenas de miles de personas. Yo no les veo, pero ellos sí me ven a mí si levantan la vista. O mejor dicho, ven al avión, la caraq no me la está viendo nadie, pese a esta extraña sensación de estar siendo observado. Me encojo de hombros, será normal.
Viro a larga final; inicialmente me lanzo a gran velocidad desde los 3000 pies hacia el depósito, cortando gas y decelerando con calma.
De ahí en adelante realizo cuatro tomas más. Cuando me detengo en parking, me llena una sensación de logro, pero a la vez de cierto nerviosismo y tensión liberada. Pero ni de lejos la del día de la suelta…
Práctica 29, Rafa me ha propuesto que me prepare un routing LELL-Mataró-Blanes-Hostalric-LELL. Dicho y hecho, me preparo la ruta, waypoint a waypoint, rumbos, alturas, consumo, tiempo, todo…
Y allá voy. Me baso en la brújula y en algunos VOR que tengo apuntados. Vuelo en la EC-DKN, mi segunda C152 favorita tras la EXL.
Todo discurre felizmente hasta que salgo al mar, justo al Este de Mataró. Justo a mis 10, descubro visualmente otro avión, un tráfico ligero alejándose de mí, unos 1000 pies por debajo. No sé a qué distancia le tengo, pero por un instante debo reprimir el instinto adquirido en años de simulador IL2 Sturmovik; descubrir un avión y estar casi a sus 6 es todo un regalo, y la primera reacción es picar a identificarlo y/o derribarlo.
Aquí no, aquí le dejo pasar, pero como vamos en el mismo rumbo, no le quito un ojo de encima, por si éste decidiese dar media vuelta.
Voy identificando con la carta los pueblos que pasan, escuchando la radio, y recordando pueblos en los que he estado, como Arenys de Mar, hasta que veo Blanes, que también conozco sobre el terreno. Mi tráfico precedente prosigue por la costa y el ATC le cambia a Girona.
Tras asegurarme bien que estoy solo en las inmediaciones, describo un 360 ascendente sobre la playa de Blanes, saliendo en rumbo tierra adentro.
Acercándome a Hostalrich, extremo la vigilancia del exterior, puesto que hay un campo de ULM cercano, cuya frecuencia sintonizo. Cuando lo localizo, veo que es un aeródromo de hierba aparentemente muy bien cuidado, pero no hay nadie en vuelo. Sólo un ULM está rodando a cabecera, y no dice nada por radio.
Pasado Hostalrich, veo una ciudad algo mayor delante. Un momento, yo sí he volado por aquí… pero en un rallye aéreo en el FSX… y por ser un escenario fotorrealista era igualito a lo que estoy viendo en la realidad!
Me sorprendo por ello, sí, esto es Sant Celoni… y cuando paso de largo, recuerdo además que trabajé aquí una temporada. Doy media vuelta y voy a localizar y sobrevolar el sitio donde trabajé. A estas alturas el routing ya andaba un poco descuadrado de tiempo, pero me estoy orientando razonablemente bien sin muchos problemas.
Decido proseguir hacia La Garriga, a ver si localizo el aeródromo de la Guerra Civil, pero no me aclaro bien con esta zona y por más que doy vueltas no lo encuentro. Pendiente queda, volveré!
Dirigiéndome hacia uno de los puntos de entrada hacia LELL, preparo la frecuencia del aeropuerto y la escucho durante unos momentos momento. Parece haber una gran confusión en la radio.
Bueno, puedo elegir, con la radio completamente ocupada ahí no me meto. Regreso a La Garriga. Ya volveré en unos minutos.
De nuevo en la frecuencia de Barcelona, al poco un tráfico de Top Fly, uno de los últimos antes del cierre definitivo de la escuela, pregunta al ATC si sigue el “atasco” en Sabadell, a lo que el controlador le responde que ya se ha despejado, que sólo había coincidido con la llegada de varios tráficos simultáneamente.
Bien, emprendo el regreso, notifico en Echo, entro en circuito en viento en cola izquierda para la pista 13, aterrizo.
Otro vuelo feliz, esta ha sido mi primera excursioncita, y con muy buenas vistas sobre el mar…
Después de este vuelo, tocó volar de nuevo con Rafa, para que me diese la suelta en LEIG. Pero la pista estaba ocupada por personas rodando un anuncio y no me la pudo dar.
Y al siguiente vuelo, por fin, algo con lo que había soñado mucho tiempo. Volar sobre mi ciudad, Vilanova i la Geltrú, visitar a mis amigos y a mi chica… y saludarles desde el aire. De hecho la ruta era parecida a la de mi primer routing solo, pero hacia el Oeste en lugar de hacia el Este.
Planifiqué este vuelo sin routing escrito. Ya había hecho este recorrido varias veces, incluso antes de empezar el PPL, pero ahora iba a ser mi primera vez como piloto al mando, aún alumno, pero ya suelto, volando solo.
Coordiné con los que iban a estar abajo, no sólo para avisar, sino también para que me dijeran qué tal estaba el tiempo. Que había nubes, pero parecían altas. Bien.
Dicho y hecho, voy al aire. Hago la salida estándar por el Sur, asomándome un poco sobre Collcerola para ver Barcelona al otro lado.
Primer punto de ruta, Els Monjos, donde se ubicó un aeródromo durante la Guerra CivilEspañola y ahora un museo recuerda los vuelos de entonces. Sobre la vertical del campo, pongo rumbo a Calafell.
Allí me he autoimpuesto una misión que cumplir… saludar a un futuro piloto. Una amiga mía tiene un hijo de 12 años que no sólo se ha apasionado por los aviones, sino que ha contagiado de ello a todos sus amigos. Yo tengo que hacer horas de vuelo y no me cuesta nada pasarme por allí. Siento una inevitable simpatía por ese niño. A su edad yo empecé a hacer maquetas de aviones. Y mis amigos también. Ojalá que cuando él tenga su PPL, salude igualmente a otro niño como hoy le dedicaré este sobrevuelo yo a él.
Por algo he ensayado bien los virajes a nivel sin perder altura, para saludar a quien quiera en tierra sin descender y por tanto sin peligro. Algunos accidentes en aviación ligera suceden por saludar a gente abajo. Me he preocupado de recabar información sobre algunos de estos accidentes. Mi conclusión es que no se puede mantener la vista fija en el suelo; a la práctica el que saluda es el avión entero y no el piloto… Hay que mirar a los instrumentos, al horizonte, a la posición del avión, marcarse una altura y velocidad y no moverse de ahí.
Llegando a Calafell, hago tres alabeos, como si estuviese marcando el inicio de un programa acrobático. Desde luego que acrobacia no voy a hacer con la C152… aunque desde el suelo lo va a parecer. Lo que en vertical sería una maniobra espectacular, en horizontal no deja de ser un ocho, aunque igualmente requiere concentración, mirar afuera por si hay tráfico, y no perder ni velocidad ni altura.
Simplemente, miro abajo un momento. Establezco dónde está el grupo de niños. Vistazo alrededor, no hay tráfico. Inicio viraje a izquierda, completo un 360º lanzando vistazos al horizonte y a los instrumentos. Completado el 360º, nivelo por un momento, inicio viraje a derecha, y tras 270º, de nuevo a izquierda en otro 360º. Completado éste, ya está, alabeo como despedida, y pongo rumbo a Vilanova por la costa, sonriendo, pensando en cómo habrán vivido esto allá abajo. Yo aquí arriba me lo he pasado muy bien.
Tal como estoy llegando a mi ciudad a 1200 pies, me preocupan las nubes que hay sobre ella a casi mi altura. Pero más cerca no resultan ser un problema, están separadas y son poco espesas, casi como una ligera neblina a través de la que se puede ver el otro lado, aparte que sopla tanto viento, que a la segunda órbita que doy ya no están.
Con combustible de sobra, doy vueltas y vueltas, voy a un barrio y vuelvo a otro, siempre verificando que nada se salga de madre. Voy a visitar el campo de radiocontrol de Els Cars, donde a veces volé con algún aeromodelo mío. Veo gente allí abajo. Juraría que alguien me saluda agitando los brazos. Le devuelvo el saludo alabeando. Regreso a Vilanova, sólo me queda saludar a mi pareja, pero su coche no está aparcado, todavía no ha llegado a casa. Esto queda pendiente de momento.
Regreso a LELL. Hoy desde November el ATC me indica que entre viento en cola para tomar por la 31. En tierra, mi móvil recibe unos cuantos sms… la madre del niño aerotranstornado dice que les ha encantado el sobrevuelo. Mis amigos que también me han visto muy bien. Y yo encantado por el vuelo.
Esto es lo que yo vi desde arriba:
Otro vuelo fuera del ATZ, el tercero solo… ya he roto el huevo saliendo y entrando de y hacia Sabadell de varias formas posibles. Ya no hay inseguridad al salir del ATZ. Me siento capaz de llegar a cualquier parte… pero tengo que conocer más aeropuertos. En el horizonte se dibuja el próximo reto, el triángulo; ese salto de dos escalas con parada total y regreso al aeródromo. Toca empezar a prepararlo, ya que las horas de vuelo pasarán muy deprisa en esta fase… volando, nunca mejor dicho.
Hola Tuckie. Felicidades por este magnífico blog. Debiera ser un referente para todos los pilotos, virtuales y no tan virtuales, jejej;)
Saludos y gracias por todo este material.